Los himnos

ImagenEstas son las hojas que se daban en el Regimiento para aprender los himnos de Infantería y  del Regimiento. Agradecer a José Luis Lancha del 1º/77 por su impagable aportación de este documento que ha conservado con mucho cariño y en buen estado después de tanto tiempo.

Sobre el canto del himno de Infantería os pongo la anécdota que me ha enviado José Luis:

Durante del mes de Febrero de 1979 llegó al edificio de mando una notificación en la que se comunicaba que para finales de ese mismo mes haría una visita oficial de presentación el nuevo Capitán General de la V Región Militar, y pasaría revista al Regimiento. El día indicado, todas las compañías debían estar en formación para el acto, posteriormente cantar el himno de Infantería y terminar con un desfile por la larga avenida. Un día antes de la llegada del General se convocó a todas las compañías en la explanada del Regimiento para realizar el ensayo general de como se iba a desarrollar todo. Llegó la banda de música desde la Academia General Militar, acompañada de la de cornetas y tambores del propio Regimiento, todo iba muy bien hasta que el coronel anunció, antes del desfile: “Ahora se va a cantar el himno de Infantería”. Empezaron los primeros compases de música y cuando llegó el turno de que sonaran las voces de los cientos de soldados y mandos que estábamos allí, algo ocurrió con lo que no contaban y es que alguien, no había pensado o quizá olvidado de que a aquellos soldados, durante todo el tiempo que llevaban de servicio militar, no les habían enseñado el himno. Salvo algunas voces de los mandos y veteranos lo demás fue un profundo silencio y hasta con cierto toque de angustia por la inmediatez de todo.

El acto de ensayo se terminó tarareando el himno, al modo de como se hace hoy en día cada vez que suena el de España en los estadios de futbol, porque así lo indicaron y la solución fue que en cada compañía se distribuyera el escrito entr e todo el mundo para que al día siguiente, más o menos, estuviera aprendido y quien no lo hubiera memorizado pues que optara por el socorrido tarareo. Toda la tarde estuvo todo el mundo encerrado en aulas teniendo dosis intensas de himno. Así, una y otra vez, hasta que se pudo comprobar que no se haría el ridículo el día de la visita; aun así, entre las formaciones se escuchó como algunos no lo sabían y recurrieron al “laralaralaralaaa”, pero todo al final salió bien y el Capitán General imagino que no llegó a enterarse.

Muchas gracias José Luis por compartir tus recuerdos.

Lo de cantar los himnos era un problema que ocurría con todos los llamamientos y reemplazos, y como era una costumbre muy española dejarlo todo para el último día, al final ocurría lo que nos ha contado José Luis, que el día del acto el personal no se sabía los himnos y había que estar el día anterior aprendiéndolo a marchas forzadas. También hay que indicar que al final todo sale bien y estos hechos quedan en meras anécdotas.